Te das cuenta de que no puedes contar ya en aquéllas personas importantes a tus ojos cuando tú más lo necesitas, porque por muy pequeños que sean sus gestos, su ayuda, sus palabras, siempre vienen acompañados de una mala intención. Hoy, me doy cuenta de que cuando más lo intento, más duele. Me da la impresión de ser un bicho raro en una sociedad cerrada a todo. ¿Dónde está el problema? ¿Por tener personalidad y estilo propio? ¿Por ser de otro país? ¿Por tener una opinión propia sobre la vida? Definitivamente, no entiendo nada. Por eso, a partir de hoy, voy a olvidarme de todo, radicalmente, y me tomaré el sarcasmo de la gente como una crítica positiva o simplemente, como un consejo a no seguir.
"Sonríe todo lo que puedas y siempre que puedas, y llora sólo cuando realmente lo necesites; no malgastes lágrimas por gente que no se lo merece".